Originalmente publicado en De la Pantalla al Arte Transgenico. Jorge la Ferla, org. Buenos Aires, Libros de Rojas, 2000, pp. 253-260.


Por un arte transgénico


Arlindo Machado


En un artículo publicado originalmente en la revista Artforum, Vilém Flusser (1988: 14-15) defiende la idea de que, actualmente, se encuentra de nuevo emergiendo entre nosotros la más antiqua concepción de arte que existe, aquella que los latinos denominaban ars vivendi, el arte de la vida, o el saber cómo vivir. La convergencia actual de la telemática con la biotecnología promete, para dentro de un tiempo, que la vida podrá programarse en su nivel más fundamental, el nivel de los genes que transmiten las informaciones sobre la vida. La totalidad de las artes, hasta ahora, se limitaron a una manipulación más o menos sofisticada de la materia inanimada, efímera y entrópica.

La fabulosa y aterradora novedad es que, a partir de ahora, será posible elaborar información, imprimirla en la materia viva y hacer que esta información se multiplique y se preserve ad infinitum, por lo menos mientras pudiera existir vida en el planeta. Y más: dentro de poco tiempo, será posible no sólo mimetizar las formas de vida conocidas, sino también crear formas “alternativas” de vida, con sistemas nerviosos de otra naturaleza, inclusive con procesos mentales diferentes de los que conocemos.

Considerando que sea posible producir obras vivas, capaces de multiplicarse y de dar origen a nuevas obras vivas, cómo continuar haciendo arte con objetos inanimados y perecederos?

“Dada esta sorprendente consideración - concluye Flusser (1998:87) - queda claro que no es posible dejar abandonada la biotecnologia en manos de los técnicos y que es necesario que los artistas participen de la aventura. El desafio es obvio: disponemos en la actualidad de técnica (arte) capaz no sólo de crear seres vivos nuevos, sino igualmente formas de vida con procesos mentales (“espiritus”) nuevos. Disponemos en la actualidad de técnica (arte) apta para crear algo hasta ahora inimaginado e inimaginable: un espíritu vivo nuevo. Espíritu este que el mismo creador será incapaz de comprender, ya que estará fundado en información genética que nos es la suya.

Esto es tarea no para biotécnicos entregados a su propia disciplina, sino para artistas que colaboren con los laboratorios establecidos actualmente”.

Este artículo apunta a examinar el trabajo más reciente del artista brasileño que está creando los fundamentos de un ars vivendi y que de un modo más decisivo ha contribuido al desarrollo de un nuevo paradigma en el campo de las artes. Eduardo Kac, un pionero en la aplicación artística de un amplio espectro de nuevas tecnologías, se ha dedicado más recientemente a la exploración de las últimas dimensiones de creatividad inauguradas por la nueva vanguardia. Asi como algunos otros que están intentando nuevas direcciones para el arte, él también ha apuntado en sus últimos trabajos a cuestiones relacionadas con la nueva biologia, la ecologia de la biotecnosfera, la sintesis y la metamorfosis de la vida, entre otras tantas cosas. Después de la generalización de los happenings, de las performances y de las instalaciones, después de cuestionar el cubo blanco de los museos y dar un salto al espacio público, después de emplear todo tipo de máquinas y de aparatos tecnológicos, aun después de discutir la tragedia de la condición humana y de poner al desnudo las presiones, las segregaciones, las prohibiciones derivadas del sexo, de la raza, del origen geográfico y de la condición socio-económica, después de haber experimentado todo eso, cierto número de artistas (Orlan, Stelarc, Antúnez Roca, además de Kac) parece ahora reorientar su arte hacia la discusión de nuestra propia condición biológica.

Inmediatamente después de Time Capsule, presentado en la Casa das Rosas, en San Pablo (1997), cuando Eduardo Kac implantó en su propio cuerpo un microchip conteniendo un número de identificación, era natural que el artista fuera aproximandose gradualmente a la ingenieria genética. La obra discutia los cambios biológicos resultantes de la implantación de memorias digitales y artificiales en nuestros cuerpos y la cuestión de la identidad en una época de mutaciones genéticas (Machado, 1999: 8-12). En los últimos años, el trabajo de Kac se radicalizó en dirección de los aspectos más especificamente biológicos de su indagación y asumió de un modo más categórico la tarea de “crear obras vivas”, en el sentido que hablaba Vilém Flusser.

Incluso el artista llegó a proponer dos nuevos términos, a falta de otros más adecuados, para identificar la naturaleza del terreno en que se estaba moviendo: por un lado, el arte biotelemático, una forma de arte en la que procesos biológicos están intrínsecamente asociados a sistemas de telecomunicación basados en la computadora y, por el otro, el arte transgénico, forma de creación artística que se apoya en la utilización de tecnicas de ingenieria genética para la transferencia de genes (naturales o sintéticos) a un organismo vivo, de un modo tal de crear nuevos formas de vida. Esta última vertiente representa el núcleo privilegiado de sus experiencias más recientes.

En un texto-manifiesto publicado originalmente en la versión electrónica de la revista Leonardo (Kac, 1998), el artista explica que, de ahora en más, la tarea del arte no será más crear artefactos, piezas materiales o conceptuales inanimadas, sino en verdad criaturas vivas, dotadas en si mismas de capacidad para reproducirse y preservar la nueva forma para las próximas generaciones. Todavia de acuerdo con el mismo manifiesto, la manipulación de la vida está siendo desarrollada hoy en laboratorios científicos permeados de un racionalismo ciego y mantenidos por el exclusivo interés del capital global, sin considerar los aspectos éticos, sociales e históricos envueltos en esto. En otras palabras, los nuevos descubrimientos científicos están siendo conducidos por viejas instituciones económicas y políticas en dirección de una apropiación legal (bajo la forma de patentes) de plantas y animales transgénicos, células genéticamente modificadas, genes sintéticos y genomas, configurando por lo tanto una forma de encasillar la vida como propiedad privada. “El uso de la genética en arte - propone Kac (1998) - ofrece la oportunidad de una reflexión en torno de los nuevos desarrollos, pero desde un punto de vista ético y social.” Ahí reside justamente la diferencia introducida por la intervención artística en las investigaciones con biotecnologia: ella trae a luz toda la complejidad y toda la ambigüedad que envuelven a los procesos de tecnologia genética, evitando en consecuencia que cuestiones relevantes (“tales como la integración doméstica y social de animales transgénicos, la imposición arbitraria del concepto de normalización a través de testeos, perfeccionamientos y terapias genéticas, la discriminación de seguros de vida basada en el resultado de tests genéticos y los serios peligros de la eugenia” - Kac, 1998) sean ocultas en el debate público.

Hasta el momento de redacción de este artículo, Kac estaba conduciendo dos experiencias de arte transgénico. La primera - una obra todavia en proceso - se llama GFP K - 9, donde GFP es una abreviatura de Green Fluorescent Protein (Proteína Verde Fluorescente), proteína que se aisla hoy de una medusa (Aequorea Victoria) de la región noroeste del Pacífico y que emite una luz verde brillante cuando se la expone a radiación ultravioleta, mientras que K - 9 es una manera graciosa de referirse al adjetivo inglés canine (canino). La idea que Kac defiende junto a los laboratorios de ingeniería genética consiste en aplicar esa proteína al embrión de un perro para generar un animal capaz de responder con la emisión de rayos verdes a ciertas condiciones de iluminación del ambiente. Para justificar su empresa, Kac realizó una exhaustiva investigación para probar que la evolución del perro doméstico fue ampliamente influida por la presencia humana, desde hace aproximadamente 15 mil anõs, mediante la adopción selectiva de lobos portadores de características inmaduras (proceso evolutivo conocido como neotenia) y más modernamente a través del control de las cruzas. El can transgénico y fluorescente, el can que ilumina el ambiente con su luz verde, el can “sublime”, esa especie de obra de arte viva, podría ser sólo una etapa más de la intervención del hombre en la evolución del animal que históricamente siempre estuvo más cerca de él.

Aunque el can fluorescente no apareció, Kac obtuvo una anticipación de esta posibilidad, bajo la forma de la coneja Alba (dentro del proyecto GFP Bunny), que tiene las mismas características genéticas buscadas en el K - 9. La coneja, perteneciente a una familia albina (sin ningún pigmento de color en la piel), fue genéticamente modificada, a través de la aplicación de una versión reforzada del gen fluorescente encontrado en la medusa Aequorea Victoria, para responder con una coloración verde a cualquier emisión de luz azul. Terminada la experiencia en febrero de 2000 en Jouy-en-Josas, en Francia, con la ayuda de los científicos Louis Bec, Louis-Marie Houdebine y Patrick Prunnet, Alba debería ser expuesta al público en el programa Artransgénique del festival Avignon Numérique, en junio de 2000, pero su exhibición fue prohibida por la dirección del instituto de investigación donde la coneja fue genéticamaente modificada. La prohibición, obviamente autoritaria, sólo hizo encender nuevamente el debate y poner de manifiesto todas las cuestiones que la intervención de Kac implicaba: consecuencias culturales y éticas de la ingeniería genética, complejidad de las cuestiones relacionadas con la evolución, biodiversidad, normalidad o pureza racial, heterogeneidad, hibridismo, alteridad, asi como aún la comunicación entre las especies y la integración gregaria o social de las especies modificadas. Actualmente, Kac continúa trabando una batalla legal e intelectual en el sentido de liberar a Alba de su prisión científica, para integrarla socialmente y devolverla a la vida.

La segunda experiencia de Kac con el arte transgénico - Génesis - data de 1999, en una primera versión, junto a imágenes y diagramas de GFP K - 9, en Ars Electronica, evento que ocurre anualmente en Linz (Austria) y en una segunda versión, en junio de 2000, en el Instituto Itaú Cultural, en San Pablo. Para la materialización de esta propuesta, Kac concibió primero aquello que él mismo llamó “gen de artista”, es decir, un gen sintético, inventado por el propio artista y no existente en la naturaleza. El gen se creó a través de un traslado de un framento en inglés del Antiguo Testamento al código Morse y luego de código Morse a ADN, de acuerdo a un principio de conversión desarrollado especialmente para este trabajo (los guiones del código Morse representan la timina, los puntos la citosina, el espacio entre las palabras la adenina y el espacio entre las letras la guanina: de este modo se tienen los cuatro constituyentes fundamentales del ácido desoxirribonucleico o ADN cuyas combinaciones forman el “alfabeto” o código genético). La sentencia bíblica dice: “Dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todos los seres vivos que se mueven sobre la tierra” (Génesis 1.28). La elección, evidentemente, ya está cargada de significado y de ironia: la sentencia bíblica parece autorizar la supremacía humana por sobre las otras especies, incluso las intervenciones de la ingeniería genética sobre la creación divina: el código Morse empleado en los primeros tiempos de la radiotelegrafia, representa la aurora de la edad de la información y de la comunicación global.

El gen sintético conteniendo el texto bíblico es, en seguida, transformado en plasmídeo (anillo de ADN extracromosómico, capaz de autoreplicarse y presente en gran parte de las bacterias) y entones se introduce en bacterias Escherichia coli, que lo reproducirá para las generaciones futuras. Las bacterias con el gen Génesis presentan la propiedad de una fluorescencia turquesa (azul verdoso) al exponerse a la radiación ultravioleta, y comparten una placa de Petri (plato de vidrio utilizado para cultivos bacteriológicos) con otra colonia de bacterias, no transformadas por el gen Génesis y dotadas de la propiedad de una fluorescencia amarilla al ser sometidas a la misma radiacíon ultravioleta. A medida que las bacterias van entrando en contacto unas con otras, puede ocurrir un proceso de transferencia conyugal de plasmídeos, produciendo distintas alteraciones cromáticas. La combinacíon de las dos especies de bacterias puede determinar tres tipos de resultados: 1) si las bacterias turquesas dan su plamideo a las amarillas (o viceversa), tendremos el surgimiento de bacterias verdes; 2) si no sucediera ninguna donación, cada una mantendrá su color; 3) si las bacterias pierden sus respectivos plasmideos, se vuelven ocres.

El proceso de mutación cromática de las bacterias se puede dar naturalmente, mediante la interacción de los seres unicelulares, o también se puede activar e incrementar por una decisión humana, a través de la radiación ultravioleta, que acelera el porcentaje de mutación. En el espacio de la galería donde sucede la experiencia, tanto los visitantes locales como los visitantes remotos (que participan del evento a través de la Web) pueden activar la radiación ultravioleta, por lo tanto interferir en el proceso de mutación y al mismo tiempo permitir la visualización del nivel actual de las combinaciones de turquesa, amarillo, verde y ocre. Una microcámara orientada hacia la placa de Petri hace posible en tiempo real la proyección sobre una gran pantalla de una imagen ampliada de las combinaciones cromáticas, imagen esta que, dependiendo de la interacción de los diversos factores y de las intervenciones del azar, puede ser particularmente bella como resultado visual. Lo más importante, sin embargo, es observar cómo esta simple instalación transforma el acto más banal del mundo tecnológico - apretar un botón, ya se trate del mouse o de cualquier otro dispositivo - en un gesto cargado de sentido, pues no se trata más de hacer aparecer o desaparecer imágenes, textos o sonidos, sino de intervenir sobre el mismo proceso de la vida. En Génesis, Kac nos pone en una situación de responsabilidad, invitandonos a reflexionar sobre las implicaciones de cada una de nuestras acciones.

Lo más sorprendente de todo, al final de la exhibición en Linz, es que el artista invirtió el proceso y trasladó nuevamente el texto bíblico alterado por las mutaciones genéticas de las bacterias al código Morse, y finalmente al inglés. El resultado es un texto descompuesto, ligeramente desarticulado, pero lleno de posibilidades interpretativas, ya que se lo puede entender como una especie de respuesta rebelde de la naturaleza a la pretensión divina de designar al hombre como el senõr de todas las formas vivas del universo. He aquí el mensage de la naturaleza: “Let ann have dominion over the fish of the sea and over the fowl of the air and over every living thing that ioves ua eon the earth”. Conforme lo observó el propio artista en su texto de presentación del evento (Kac, 1999:55). “las fronteras entre la vida basada en carbono y los datos digitales se están volviendo tan frágiles como las membranas de las células”.

Toda la concepción y materialización del proyecto Génesis tuvo el apoyo logístico del Departamento de Medicina Genética del Illinois Masonic Medical Center, sobre todo en la persona de su director, el Dr. Charles Strom. A diferencia de muchos artistas que actualmente intentan promover un intercambio de experiencias entre arte y ciencia, Kac no utiliza los conceptos científicos sólo como referrencias, citas o pretextos, a título de inspiración o metáfora de su trabajo artístico, sino, por el contrario, como el fundamento más profundo de su creación. Esto implica para Kac enfrentar muy seriamente todos los detalles de la démarche científica y buscar la comprensión más profunda posible del área del conocimiento en la que está actuando, como también, por otra parte, no endosar ninguna visión determinista de la genética, basada en la idea delirante de que el gen encierra el secreto último de la vida. Su meta siempre es la dimensión simbólica de la genética y no simplemente su dimensión operacional. La exposición pública del proyecto Génesis fue acompanãda además por una pieza musical especialmente compuesta por Peter Gena, que se interpretó en vivo en el espacio de la exposición (al mismo tiempo estaba disponible en la Web), y cuyos parámetros se derivan de la multiplicación bacteriológica de la e.colli, de la secuencia de ADN del gen Génesis y de los algoritmos de mutación genética.

Tanto las bacterias emisoras de luz turquesa como el perro de pelo verde fluorescente están echando una luz nueva sobre la acalorada discusión del futuro biológico de la humanidad y de las otras especies. Las formas de vida transgénicas normalmente portan el estigma de sus apariencias de seres de laboratorio, todavia más cuando imaginamos los intereses ocultos (en general de orden económico, pero también posiblemente bélico) que pueden estar detrás de estas experiencias. Es casi inevitable que las discusiones no técnicas sobre las biotecnologías caigan muy fácilmente en la condena sumaria, en tanto y en cuanto conservadora, en la invocación de escenarios de ciencia ficción apocalíptica, cuando no en prohibiciones dogmáticas de naturaleza religiosa (considerando que se supone que la creación de la vida es privilegio exclusivo de la autoridad divina). El desplazamiento de esa discusión a la esfera mucho más experimental y mucho menos conformista del arte; la creación, con recursos de ingeniería genética, de trabajos sencillamente bellos, en lugar de utilitarios o potencialmente rentables desde el punto de vista económico; la reubicación de productos genéticamente modificados en el espacio “cultural” del museo o de la galeria de arte, o en el ambiente doméstico, donde el animal estimado, sea natural, sintético o híbrido, tenga que ser cuidado y amado como todo lo que pertenece a la esfera de lo humano, todas estas cosas pueden ayudar a la reinserción de la discusión pública de la genética y de los transgénicos en un plano más sofisticado de argumentación. He aquí por qué la obra actual de Kac permite pensar el desarrollo contemporaneo de la ciencia y de la tecnología fuera de la dicotomía estúpida del bien y del mal, de lo verdadero y de lo falso, pero dirigiendose al enfrentamiento de toda su complejidad.

En uno de los primeros libros que trataron seriamente el problema del engendramiento de la vida - La maitrise du vivant -, François Dagognet (1988) observa que toda nuestra cultura intelectual, desde Aristótelos hasta los actuales ecologistas, produjo una sacralización de lo natural en detrimento de lo artificial, condenando a esto último a personificar el mal que se debe combatir. Para Dagognet, no vamos a lograr enfrentar con madurez el desafío de las nuevas tecnologías biológicas si no nos desembarazamos de aquella dicotomía simplificante. Las actuales discusiones sobre la orientación que la ingeniería genética deberá imprimir a la reinvención de la vida en un futuro próximo soportan todavía el peso de una moralidade pseudo-humanista y de un dogmatismo de fundamento religioso, nada distintos, por otra parte, de aquellos que, en otros tiempos, intentaron privarnos de bienes hoy tan humanizados como la pintura, el libro impreso, la electricidad, el automóvil, el registro técnico de la imagen y del sonido, la intervención quirurgica en el interior del cuerpo, la píldora anticonceptiva, etc. En contraposición al moralismo y al dogma, Dagognet propone la construcción colectiva de una política de la vida, una biopolítica, que apunte al interés general, entendiendo como interés general la necesidad de permanencia de la totalidad de las cosas y de los seres, por lo tanto no sólo el interés del hombre y mucho menos todavía el interés de los grupos económicos que actualmente están confiscando a los Estados para imponer su voluntad de dominio. Quizás el arte pueda - en este caso, el arte pionero de Eduardo Kac - servir como el elemento catalizador de una nueva conciencia ética, capaz de ayudar al hombre en la tarea de enfrentar los desafios del milenio que comienza.


Referencias
Dagognet, François (1988). La maitrise du vivant, Paris: Hachette.
Flusser, Vilém (1988). “Curie’s Children”. Artforum 26 (7), March.
Kac, Eduardo (1998). “Transgenic Art”, Leonardo Electronic Almanac, vol.6, n.11, december. (http://mitpress.mit.edu/e-journals/LEA/).
Kac, Eduardo (1999). “Génesis” In Ars Electronica’99: Spike/Genesis. Oberösterreich: O.K. Centrum für Gegenwartskunst.
Machado, Arlindo (1999). “A Microchip Inside the Body”. Performance Research, Cardiff, vol.4, nº2.


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